Cien años de presencia del Verbo Divino en Rafael Calzada
Miercoles 9 Ago 2017 | 10:19 am
Rafael Calzada (Buenos Aires) (AICA): El pasado domingo 6 de agosto se reunieron en la parroquia de la Santísima Trinidad de Rafael Calzada, partido de Almirante Brown, provincia de Buenos Aires, las comunidades de los diferentes barrios que la conforman para celebrar la Eucaristía de acción de gracias por los 100 años de presencia de los Misioneros del Verbo Divino en esta zona.
Tras el reencuentro de las comunidades, se celebró la Eucaristía, tras la cual se colocó una ofrenda floral en homenaje a los religiosos cuyos restos descansan allí en el cementerio de la Congregación y finalmente se compartió un brindis amenizado por presentaciones preparadas para tal fin.
En la ocasión efectuó una reflexión el superior provincial padre José Luis Corral SVD, quien tras señalar que el 6 de agosto de 1917 llegaron los primeros misioneros verbitas a Rafael Calzada para instalarse en la finca que adquirió la Congregación y rememorar que el propio doctor Calzada fue a recibirlos a su arribo a la estación, dijo que “desde entonces los Misioneros del Verbo Divino acompañan a los vecinos y comunidades con su labor evangelizadora mediante la educación, la promoción humana y la atención pastoral”.
Refiriéndose al Evangelio de la Transfiguración que se celebraba ese día, el padre Corral expresó que “hoy también se nos invita a escuchar y a contemplar la obra de los Misioneros del Verbo Divino en Rafael Calzada a lo largo de estos cien años, como decimos a veces: “Si estas piedras o paredes hablaran, cuántas cosas nos podrían contar”.
Y prosiguió: “Podemos escuchar y contemplar cómo la semilla que se sembró en este surco fue desarrollándose y fructificando. Son innumerables las obras e iniciativas de carácter religioso-educativo-social-cultural que aquí se originaron. Sólo por nombrar algunas: el Colegio Apostólico San Francisco Javier que fue el primer centro de formación de misioneros “ad gentes” no sólo de la Argentina, sino de toda América, donde egresaron más de trescientos misioneros verbitas entre sacerdotes y hermanos, muchos de ellos entregaron sus vidas en diferentes países donde fueron enviados. Así funcionó el jovenado, el noviciado, el escolasticado por largos años.
“Se funda el Centro de Juventud Católica, los talleres de la Gráfica Guadalupe y diversas publicaciones y periódicos que se multiplicaron, la parroquia Santísima Trinidad, el Ateneo Parroquial, el Colegio José Manuel Estrada, el Profesorado Verbo Divino con diversas carreras, el Centro de Formación Profesional “Adolf Kolping”, el Hogar San Javier para los religiosos mayores y enfermos, la Casa de Retiros, el Centro Bíblico Verbo Divino, etc.
“Por muchos años fue la casa central de la Congregación en la Argentina, donde como casa provinical funcionaron diferentes secretarías de procura y animación misionera-vocacional-pastoral.
“Con los años se fueron transformando los servicios según las circunstancias y las nuevas necesidades, pero en esa larga historia escuchamos y contemplamos la presencia de Dios Uno y Trino alentando la vida y la misión, con creatividad y coraje, para afrontar los retos de las diferentes épocas. Escuchar y contemplar con gratitud por tantos que con su vida ofrecieron un testimonio comprometido y fecundo.
“Hoy escuchamos y contemplamos los signos de los tiempos, las necesidades que emergen, los desafíos que irrumpen y queremos seguir respondiendo en la misión compartida, laicos y religiosos, con sabiduría y entusiasmo. Nuevos escenarios nos reclaman nuevos caminos pastorales y evangelizadores. Escuchar y contemplar el presente con pasión y con misericordia para hacernos prójimos compartiendo la vida y la fe con sus gozos y con sus dolores.
“Al celebrar cien años de presencia de los Misioneros del Verbo Divino en Rafael Calzada, hacemos memoria, honramos la historia, hacemos fiesta y renovamos el compromiso con esta comunidad. Queremos que la Luz del Señor nos contagie y que ilumine todos nuestros pasos, volvamos siempre a escuchar al Verbo, como hermano, amigo, maestro y Señor para proseguir su obra de traer vida al mundo y de reconciliar a la humanidad.
Por último, el padre provincial invitó a no quedarse dormidos en los laureles que otros consiguieron o en tiempos gloriosos pasados, tampoco paralizados por el miedo o la incertidumbre del futuro, porque “el Espíritu nos mueve a saber subir al Tabor de las sorpresas luminosas de Dios pero también a bajar hacia el llano de la opacas luchas cotidianas, siempre sintiendo que seguimos al Señor Jesucristo”, porque “queremos ser, hoy como ayer, testigos de su Belleza, dejarnos atraer y contemplar su Rostro transfigurado, bajar con Él para descubrirlo y servirlo en tantos otros rostros desfigurados en medio de la turbulencia de la historia con sus temores, ansiedades y fragilidades”.+
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